La OCU desaconseja el uso de mascarillas FFP2 y Cúrate en Salud también.

Gabriel Carrión, escritor. 11:18/03-02-2021

El 13 de agosto de 2020 se hacía obligatorio el uso de la mascarilla, sea cual fuere: quirúrgicas, de tela, FFP2 u otras, para salir a la calle. Con el paso de los meses la industria farmacéutica con el apoyo de la OMS orquestó la estrategia de imponer la quirúrgica. En este medio y en otros considerados «conspirativos y terraplanistas» enseguida se advirtió que la quirúrgica, al margen de tener en ese momento un costo excesivo para las familias más necesitadas que cada vez son más, no eran mejores o peores que las de tela de doble capa que se iba haciendo la gente en su casa.

Desafortunadamente no se informó bien a la población sobre como usar las mascarillas y desde el campo científico se jugó a la desinformación en función del patrón que a final de mes pagaba la factura. Hoy está sobradamente demostrado que una gran parte del personal médico infestado, lo está por haber creído en un primer momento que dichas mascarillas no dejaban pasar el COVID. Hoy en todos los hospitales se puede ver al conjunto del personal sanitario con una doble mascarilla, en la mayoría de los casos FFP2 y quirúrgicas. Nosotros seguimos opinando que una buena mascarilla casera de doble capa donde se pueda insertar alguna compresa pequeña o gasa, es totalmente adecuada.

Ahora, una vez, desechada la quirúrgica como estrategia de venta, se nos ofrece la FFP2. En Austria el 17 de enero se planteó ponerla como obligatoria en transportes públicos y grandes almacenes o supermercados. Francia también se apuntó a la estrategia y la OMS con ese criterio de apuntarse al carro a posteriori y sin haber dado ni una solución interesante en todo este año que ya cargamos con el COVID, también lo hizo, imagino que por los posibles réditos económicos de la gran industria farmacéutica en forma de donativo. Pero realmente la FFP2 es la panacea que se nos vende.

La Organización de Usuarios y Consumidores junto con el Gobierno de Sánchez, de momento desaconsejan el uso obligatorio de dichas mascarillas. Aunque como siempre las fuentes bien informadas o bien intencionadas de científicos afines al régimen farmacéutico están pidiendo a gritos su obligatoriedad, a lo que se han unido Feijóo y otros presidentes de comunidades dispares, que sin criterio alguna aplican medidas sin saber cual será el resultado de las mismas, tal es el caso de la hostelería, demonizada por tantos. Pues bien el último aviso sobre su inutilidad o su bajo porcentaje de efectividad llega de fuentes bien informadas.

José Luis Jiménez, profesor de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, y uno de los mayores expertos en transmisión por aerosoles, en un largo hilo de Twitter. afirmó: «… “Un hueco del 2% del área de la mascarilla deja pasar el 50% del aire sin filtrar! … es difícil conseguir buen ajuste de N95, sobre todo en la nariz … Hay que trabajar bastante y ajustarse el hierro de la nariz muy bien para que selle de verdad». Recordó además un estudio realizado en Singapur donde se llegó a la conclusión de que solo el 13% de las personas conseguía ponerse correctamente dichas mascarillas. Por esa razón seguía afirmando: “ … dudo cuando hay gente que propone N95 / FFP2 para todos. Si se llevan mal, por su forma, pueden crear mas huecos que las de tela buenas, y al final funcionar peor. Hacen falta campañas intensivas de educación sobre ajuste, incluido en centros de trabajo etc”.

Se sabe con certeza que las FFP2, según afirma el mismo experto, tienen un defecto de diseño que se corregirá en el futuro y estas que ahora parece que van a ser obligatorias en determinados entornos serán una reliquia del pasado. Todo ello además sin contar su precio y sobre todo el tipo de IVA impositivo que el gobierno español mantiene para este tipo de producto en el 21%. Además se sabe que solo son efectivas durante 4 hora, pero que al igual que las quirúrgicas la gente las llevará sin criterio, hasta varios días. En un pequeño reportaje en la 1 de TVE se comentó que el costo medio de una persona que quisiera cambiarla cuanto debe, no bajaría de más de 180 euros al mes.

Todo un artículo de lujo innecesario e inservible que esperamos no acabe imponiéndose por criterios económicos. Cada día más queda claro que la pandemia en un negocio de miles de millones donde las víctimas son solo daños colaterales.

 

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